Friday, October 26, 2007

Ser periodista en Irak

Un editorial del New York Times hace un par de días mencionaba a seis mujeres periodistas iraquíes a quien la International Women’s Media Foundation les dio un premio al "Valor en el Periodismo". Trabajan en el buró de la cadena de periódicos estadounidenses McClatchy Newspapers en Bagdad. Según el Times, es "un trabajo tan peligroso que no pueden correr el riesgo de que les saquen una foto, ni siquiera en el salón del hotel Waldorf-Astoria de Park Avenue". (Un promedio de un trabajador de prensa por semana ha muerto desde que comenzó el conflicto).

Una de las premiadas, Sahar Issa, dio un discurso brutal que pego completo abajo en inglés. Pero acá van en español un par de párrafos destacados, en la acostumbrada traducción libre de The Daily DG:

"Mi país no es un país sin ley. Sangre inocente es derramada todos los días, aparentemente sin propósito. Cientos de miles han sido muertos al parecer sin razón".

...“Vivimos dobles vidas. Ninguno de nuestros amigos o familiares sabe lo que hacemos. Mis hijos tienen que mentir sobre mi profesión. No pueden, bajo ninguna circunstancia, presumir de mis logros. Ni yo tampoco. Cada mañana, cuando salgo de mi casa, miro hacia atrás con congoja porque quizás no la vuelva a ver. Hoy puede ser el día en que los ojos de un enemigo me verán como lo que soy, una periodista, y no la trastornada anciana que cada día cruza el río para ir a cuidar a sus padres enfermos. No puedo bajar la guardia ni un momento".
...

TO BE A JOURNALIST IN IRAQ

“To be a journalist in violence-ridden Iraq today, ladies and gentlemen, is not a matter lightly undertaken. Every path is strewn with danger, every checkpoint, every question a direct threat.

“Every interview we conduct may be our last. So much is happening in Iraq. So much that is questionable. So much that we, as journalists, try to fathom and portray to the people who care to know.

“In every society there is good and bad. Laws regulate the conduct of the society. My country is now lawless. Innocent blood is shed every day, seemingly without purpose. Hundreds of thousands have been killed for seemingly no reason. It is our responsibility to do our utmost to acquire the answers, to dig them up with our bare hands if we must.

“But that knowledge comes at a dear price, for since the war started, four and half years ago, an average of about one reporter and media assistant killed every week is something we have to live with.

“We live double lives. None of our friends or relatives know what we do. My children must lie about my profession. They cannot under any circumstance boast of my accomplishments, and neither can I. Every morning, as I leave my home, I look back with a heavy heart, for I may not see it again — today may be the day that the eyes of an enemy will see me for what I am, a journalist, rather than the appropriately bewildered elderly lady who goes to look after ailing parents, across the river every day. Not for a moment can I let down my guard.

“I smile as I give my children hugs and send them off to school; it’s only after they turn their backs to me that my eyes fill to overflowing with the knowledge that they are just as much at risk as I am.

“So why continue? Why not put down my proverbial pen and sit back? It’s because I’m tired of being branded a terrorist: tired that a human life lost in my county is no loss at all. This is not the future I envision for my children. They are not terrorists, and their lives are not valueless. I have pledged my life — and much, much more, in an effort to open a window through which the good people in the international community may look in and see us for what we are, ordinary human beings with ordinary aspirations, and not what we have been portrayed to be.

“Allow me, ladies and gentlemen, allow me to reach out. Help us to build bridges of understanding and acceptance. Even though the war has cast a dark shadow upon your nation and mine — it is never too late.”



Thursday, October 25, 2007

Elecciones, ¿para qué?

Este domingo, mi país elige presidenta. Yo no.

Este post no es anti-Cristina. Simplemente, quiero explicar porqué no voto. Porqué no voto en elecciones argentinas desde 1999.

Recuerdo que esa vez con un amigo dijimos: "Y bue... hay que votar a De la Rúa, que es el menos peor, pero sin muchas esperanzas de que vaya a cambiar el curso de la economía". Concordarán ustedes, queridos lectores, que teníamos razón: la renuncia del impresentable de Chacho, el retorno de Cavallo, diciembre del 2001, etc.

Desde entonces, nunca más vote. Y no veo porqué debería hacerlo. Si los candidatos -de cualquier partido- son los mismos de siempre.

Tomada, los Fernández, los Kirchner, Scioli. Desde acá, se ven muy parecidos a Corach, Bauza, Yoma, los Menem, etc.

Acá abajo, cutpasteo una columna que escribí para Misiones Online hace cinco años, cuando recién llegaba a Nueva York. También la pueden leer acá.

Cinco años después, no me parece que las elecciones en Argentina realmente le ofrezcan opciones a la gente. Creo que el sistema político sigue poblado por personajes nefastos. Y no me calienta para nada quién gane. (Aunque, claro, no me olvido de que mi familia y mis amigos se lo tienen que aguantar).

Así que el fin de semana acá no hay ni voto ni veda electoral -- me la voy a pasar festejando mi cumple que es hoy. Lo que sí necesito de Argentina es el asado con ensalada rusa que me voy a comer esta noche en El Gauchito.

Al gran pueblo argentino, salud.
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Argentina vista desde afuera / Septiembre 21, 2002

Desde que llegué a Nueva York hace dos meses, cuando respondo a la pregunta “¿de dónde sos?”, veo dos tipos de reacciones. Están los que sonríen con simpática cara de nada, como si al mismo tiempo se preguntaran dónde cornos queda eso, si en Sudamérica o en el Sur de Asia. Y están los que saben.

Los que saben también se dividen en dos grupos. Uno: los que de inmediato reaccionan con una pregunta del tipo: “¿qué pasó con la economía argentina?” o “¿qué pasó con la política argentina?”. Dos: aquellos a los que más me cuesta responderles, los que me preguntan: “¿Qué pasó con Argentina en el Mundial?”

Aunque nos cueste reconocerlo, los que saben son los menos. En mi caso, son bastantes los que preguntan, pero es porque estoy en un ambiente de gente relativamente informada: la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia, considerada por muchos la mejor del país. (Columbia entrega los premios Pulitzer, los más deseados en el periodismo estadounidense).

El perfil de compañero de clase promedio que tengo es de jóvenes de clase media alta -- que pueden gastar 50 mil dólares en un año de estudios y vida en Nueva York --, que comulgan con ideas progresistas -- generalmente, son Demócratas --, y tienen un relativo interés en el mundo fuera de las fronteras de los Estados Unidos. Por eso, se entiende que me pregunten por Argentina.

No creo que los demás ciudadanos y habitantes de la potencia mundial que nos tocó en suerte tengan mucha idea acerca de Fernando De la Rúa, Carlos Menem, Gabriel Batistuta o Marcelo Bielsa. Es la triste realidad, triste para nuestro ego de eternos campeones morales.

Aunque a veces Argentina aparezca en el New York Times, quizás el diario más influyente del país, las estadísticas dicen que el común de los estadounidenses -- digamos, Homero Simpson -- se informa exclusivamente a través de los noticieros televisivos de las grandes cadenas: ABC, CBS o NBC. Y en esos programas, las noticias internacionales aparecen muy raramente.

Pero, aunque para ellos casi no existamos -- lo que es absolutamente entendible --, uno no se siente tan “sapo de otro pozo” en Nueva York. Es que aquí casi no se puede evitar hablar en castellano.

Ejemplo: en un bar en Greenwich Village, uno de los barrios con más onda, el argentino, orgulloso de sus años de estudios en la Cultural, pide algo al mozo en inglés. El mozo, macanudo, al detectar el fuerte acento latino, le responde directamente en castellano. Resultado: el argentino, ligeramente frustrado, acepta continuar la conversación en su lengua. Al menos, lo que pidió va a llegar a la mesa sin confusiones.

Es más, la presencia de argentinos se empieza a notar de a poco. Claro que en Nueva York, donde una enorme parte de la población es inmigrante, somos un grupo muy pequeño.

Pero en Queens, donde cada barrio es una colectividad, la esquina de Corona y Junction Boulevard alberga restoranes argentinos, donde se puede comer asado con ensalada rusa (qué placer) los domingos al mediodía.

El otro día, vagando por Queens, justamente, entré a una pizzería italiana. Grande fue mi sorpresa al ver que la pizza era bastante parecida a la pizza porteña (una de las cosas que más se extrañan de Argentina). Pero más grande aún fue cuando el pizzero me empezó a hablar con un acento que me hacía acordar a la Mona Jiménez.

Un argentino más, de los tantos que se vinieron a probar suerte. No le pregunté el nombre, pero me contó que hacía dos años que estaba, que en Queens había cada vez más comercios de argentinos. Y que se quería volver lo más pronto posible. “Ni bien agarre unos mangos”, dijo.

Un argentino más, en busca de hacer unos mangos. Son tantos los que andan por el mundo en este momento: Miami, Barcelona, Roma, Nueva York. Incluso Varsovia, me imagino, cuando recuerdo las colas en el consulado polaco en Buenos Aires.

Al pensar en ellos, me siento un privilegiado. Estoy acá estudiando, gracias a que me otorgaron dos becas. No tuve que huir de mi país perseguido por el desempleo (aunque me habían bajado el sueldo en los dos trabajos que tenía), no tuve que romper reglas migratorias para quedarme en un país extranjero, no tuve que aceptar trabajos que nunca haría para poder subsistir.

Espero que esta segunda generación de exiliados argentinos tenga la oportunidad de volver al país, a trabajar tan duro como lo hacen ahora en tantos lugares del mundo. Pero para eso necesitan que les ofrezcan algo a cambio, así sea algo tan simple como la estabilidad laboral y un sueldo que alcance para vivir.

Sin embargo, cuando me conecto a Internet para leer los diarios misioneros y argentinos, veo lo de siempre: Menem en actos proselitistas, Rodríguez Saá otro tanto. Más de lo mismo.

Que se vayan todos, ¿era por los políticos o por los jóvenes de mi edad?

Friday, October 19, 2007

Adiós James Woods

Un estudio reciente dice que la cantidad de corresponsales extranjeros de diarios estadounidenses bajó de 188 a 141 entre 2002 y 2006. Obviamente, el modelo antiguo del corresponsal fijo, con sueldo (y la gran vida que todos los periodistas nos imaginamos lograr alguna vez en París o Tokyo) tiene cada vez menos sentido en el contexto actual de las industrias de la información. Sobre todo, para países periféricos a los que les costaría cantidades impensables de dinero mantener a gente en bureaus en Europa o Estados Unidos.

Fred Hiatt decía en el Washington Post hace un tiempo que, según él, el público es el que sale perdiendo. Pero también refleja la opinión de otros que piensan que un diario sirve mejor a su público si destina ese dinero a cubrir cuestiones locales o regionales.

Al mismo tiempo que los cambios tecnológicos, también cambia la gente. Cada vez hay más individuos multiculturales que pueden estar en un lugar y conocer mucho de otro, y que pueden servir como corresponsales probablemente con más eficiencia que un "paracaidista" mandado por un medio extranjero.

Me pregunto cómo nos manejaremos en el futuro próximo y en el futuro lejano. ¿Seguirán existiendo los corresponsales como en las películas? Es muy probable que no.

Es una lástima porque siempre quise ser James Woods en Salvador.










-- fin del post --

¿Y ahora quién podrá defendernos?


Esta semana se anunció la creación de ProPublica, una mezcla de agencia de noticias y equipo de superhéroes periodísticos que va a producir artículos investigativos y cederlos a distintos medios, gratis. Va a funcionar como una especie de fundación sin fines de lucro, igual que el MinnPost, sobre el que The Daily DG comentaba la otra vuelta.

John Carroll (el expulsado editor del Los Angeles Times que ahora se dedica a comentar en cada artículo que se escribe sobre un nuevo intento de Buen Periodismo) dice acá que el emprendimiento podría transformarse en "los Boinas Verdes del periodismo".

Visitando el site de la nueva organización -conducida por un peso pesado como el ex editor adjunto del Wall Street Journal Paul Steiger-, me encontré con la declaración de principios que pego abajo. Últimamente, es cada vez más raro encontrarse con periodistas que hablan con ese idealismo de su trabajo y de sus intenciones. Esperemos que salga todo bien y al menos alguien empiece a tirar para el lado del periodismo de calidad, en vez de la inmediatez inane y del precio de las acciones.

"ProPublica is an independent, non-profit newsroom that will produce investigative journalism in the public interest. Our work will focus exclusively on truly important stories, stories with “moral force.” We will do this by producing journalism that shines a light on exploitation of the weak by the strong and on the failures of those with power to vindicate the trust placed in them".

Traducción libre: "ProPublica es una redacción independiente y sin fines de lucro que producirá periodismo de investigación de interés público. Nuestro trabajo se concentrará en exclusiva en historias realmente imporantes, historias con valor moral. Haremos esto produciendo periodismo que ilumine la explotación de los débiles por los fuertes y las fallas de los poderos en hacer valer la confianza puesta en ellos".

¿Podrá defendernos ProPublica?


-- fin del post --

Wednesday, October 17, 2007

El principio de la despedida

Hoy confirmé que me voy de esta ciudad que es como mía -- aunque, claro, nunca será de nadie.

Como andaba por el campus de Columbia, volví a los viejos hábitos de hace cinco años, cuando recién llegaba. Fue una despedida privada. Más bien, el comienzo de una larga despedida que durará dos meses y medio.

Me compré un sanguche en la cafetería estudiantil, con pickle y todo. En esa cafetería fue donde empecé a comer pickles -- toda la vida me habían dado como impresión. Pero esta vez también tenía salsa de chipotle, un agregado mucho más reciente a mi vida y que tengo entendido estaré degustando mucho más seguido.

Jugo de naranja en mano, me senté en los bancos de piedra delante de la Escuela de Periodismo "fundada por Joseph Pulitzer". El sol brillaba igual que hace cinco años, cuando yo no tenía las arrugas que tiene mi viejo al costado de los ojos, cuando todo era un sueño: los edificios majestuosos de la universidad, los profesores prestigiosos, la biblioteca con nombres de filósofos y escritores clásicos esculpidos en la fachada. Cuando me saqué esta foto, antes del primer invierno, de la primera nieve, del primer Thanksgiving.

Ya pasaron cinco inviernos. El sexto, tal parece, no me va a alcanzar.

La gente entraba a la escuela apurada y me di cuenta de que ahí en esa vereda fue que aprendí a caminar apurado con un café en la mano. Antes no tomaba café ambulante; en Argentina un café, "un cafecito", es la antítesis del movimiento y del apuro.

Mi almuerzo consistió de sanguche y reflexiones.

Me senté de frente a la escuela y varias veces me detuve a mirar las letras enormes talladas allá arriba, donde terminan las columnas, pero debajo del friso con leones, los Columbia Lions. Las letras dicen JOURNALISM, ¿qué más?

Después pasé por la bookstore y me compré una remera con el nombre de la universidad en el pecho. Es sólo la segunda que me compro. Cuando se lo conté a un ex compañero de la escuela, me dijo: "Ahora vas a empezar a mirar todo con ojos de memorabilia". Con ojos de Recuerdo de, de souvenir.

De eso no hay dudas, pero necesitaría comprarme remeras de tantas cosas. Del Star-Ledger, de Viva New York, de Hora Hispana, de editores macanudos, de profesores inolvidables, de entrevistados que también me enseñaron cosas, del Bronx, de Washington Heights, de New Jersey, de Long Island, del Brooklyn mexicano, del Queens colombiano, de la línea 1, la línea A, la línea F, el tren 7, los inmigrantes de todos lados, las madres de soldados muertos, las jornaleras pasando frío, los activistas de mil causas, mis amigos de Perú, República Dominicana, Buffalo, Chile, Montauk, México, Ecuador, Israel, Argentina.

Cinco años no entran en una remera, ni en una taza, ni en una Estatua de la Libertad de plástico.

Desde aquí hasta enero, la música que sonará en mi cabeza cada vez que piense en todo esto va a ser la voz de cierto nativo de New Jersey, cantando eso que cantó tantas veces:

"Start spreading the news, I'm leaving today, I'm gonna be a part of it..."

Él venía. Yo me voy. Pero igual seguiré siendo parte de ella.

Y me voy con la satisfacción de saber que...

If you can,
make it here,
you'll make it,
anywhere...

It's up to you,
New York, New York...

jeje...


Saturday, October 13, 2007

Academias Pitman de Periodismo - Hoy: "La pregunta tonta"

Anoche la cadena Fox transmitía el partido de playoffs entre los Boston Red Sox y los Cleveland Indians. Como suele ser el caso, Stephen King estaba en la tribuna siguiendo a sus Medias Rojas, como lo empezó a hacer en los '50 cuando tenía diez años, según dijo.

Claro que, confirmando lo que muchos extranjeros hemos dicho y seguiremos diciendo del béisbol, los partidos suelen ser largos, con muchas interrupciones, y por lo tanto un poco aburridos. Así que el bueno de Stephen se había traído un libro para leer entre entrada y entrada. "Le podés sacar unas buenas 18 páginas a un partido", dijo, más o menos (no habla español, claro, ni mucho menos como si fuera argentino... sería Esteban Rey, jej...).

Esto lo dijo en una entrevista en su butaca que le hizo uno de los cronistas de Fox. De inmediato, y ante una audiencia de millones de personas en todo el país, el periodista le preguntó al "Rey del Suspenso":

-"¿Qué libro estás leyendo? ¿Alguno de los tuyos?"

-"¿Cómo voy a leer mis libros? ¡Si ya sé como terminan...!"

Cuac.

-- fin del post --

Thursday, October 11, 2007

Persiguiendo a Juanes: el backstage

En su momento, parecía una buena idea. Retrasar el viaje una semana para asegurar que no coincidiera con la entrevista con la superestrella, nota de tapa, adelanto del nuevo disco, "exclusive interview".

No contaba con que al vicepresidente de la compañía de relaciones públicas mis mensajes le entraban por un inbox y le salían por el otro.

[Esa gente que está tan ocupada que no puede mostrar buenos modales ni en los e-mails ni por teléfono, digo yo, ¿por qué no se busca un trabajo que no la supere, que sí pueda manejar dentro de los límites de la decencia humana, la empatía y el respeto por el prójimo? ¿Realmente se creen una raza superior los ejecutivos de rr.pp.? ¿O no saben que existe algo llamado karma y que un día, un día..., me voy a dar el gusto de tener algún tipo de súperpoder y ejercerlo arbitraria e injustamente, y preferentemente con violencia tarantinesca, muejejeje...?]

DG: "Te aviso que necesitamos la nota para tal día, así que si por favor..."; "me voy de viaje, te agradecería que la pudiéramos hacer antes..."; "te recuerdo que me voy y no me respondiste mis mensajes..."; etc. etc. etc.

Nada.

El todopoderoso ejecutivo no fue capaz de (o no se calentó por) acordar la entrevista antes de que me fuera, a pesar de haberla pedido y re-pedido con mucho tiempo de antelación, ni de conseguir que el disco en adelanto súper-exclusivo, súper-protegido, súper-marcado-digitalmente-que-si-copio-la-canción-se-enteran-de-que-fui-
yo-y-me-mandan-a-Guantánamo, llegara a mis manos antes de que yo dejara EE.UU.

Ahora teníamos que lograr que dicho súper-disco llegara de la discográfica en Los Ángeles a mi sucursal Monterrey. "Sure", lo enviamos por UPS Overnight Delivery, mañana sábado lo vas a tener en tus manos. "Sure?" Ustedes no se dan cuenta de que UPS México será UPS... pero no deja de ser México. Ninguna posibilidad de recibir el paquete el fin de semana, no hay entregas desde el sábado a la temprana tarde. [Disclaimer para novias ofendidas: si tuviera que decirlo de Argentina o cualquier otro país, lo diría sin dudar. Lo digo sin mala intención :-p].

Y la entrevista pactada para el lunes a las 11, hora de Miami (artista), 10 de Monterrey (periodista), not looking good.

Lunes, levantarse antes de las 8 para tener la oportunidad maravillosa de hablar con media docena de empleados de UPS para tratar de que el paquete preciado llegara o llegase a mis manos cuanto antes. ¿Sonará muy ridículo decirles: "¡Es que es el nuevo disco de Juanes, me lo tienen que traer...! ¡Lo necesito urgente!"?

Primera llamada, 1-800 nacional: "Cómo no, se lo guardamos, no lo mandamos a entrega así usted lo puede buscar ni bien llega a la oficina. Pero tiene que volver a llamar a las 11 para que eso suceda. Puedo-servirle-en-algo-más-gracias-por-llamar-que-tenga-buen-día".

E-mail colectivo a editora en el diario, vicepresidente compañía rr.pp., ejecutivos varios discográfica: "Todo bajo control".

Segunda llamada, oficina local: "No, no hay posibilidad alguna de que usted reciba ese paquete el día de hoy. Pasa que está en Aduanas y no va a salir. Puedo-servirle-en-algo-más-gracias-por-llamar-que-tenga-buen-día".

E-mail colectivo: "Todo mal".

Tercera llamada, 1-800 (tono de deses-exas-peración en aumento): "No, pasa que su paquete tiene que pasar el día de hoy por tres semáforos fiscales. Y cuando lo enviaron no pidieron servicio sabatino. Si le da rojo en el semáforo, va a tener que esperar. Si le da verde, se entregaría mañana. Pero de que llegue hoy, nunca hubo posibilidades. Puedo-servirle-en-algo-más-gracias-por-llamar-que-tenga-buen-día".

Oh, oh.

I'm losing it. Es uno de esos momentos en que Leche Hervida Graglia tiene que borrar el e-mail y reescribirlo unas dos o tres veces antes de mandarlo, porque se le escapan palabras que quizás alguien se podría tomar a mal. En eso estoy cuando golpean las manos en el portón.

Es la improbable aparición del superhéroe más inesperado de todos: ¡¡Short-Marrón-Man!!

Es el UPS-México-guy que viene con gesto inocuo a preguntar si "Diego Graguilia" vive ahí. En sus manos porta un sobre de papel manila con ese circular objeto del deseo, no sabe que lo que él tiene es el-disco-en-adelanto-super-exclusivo-super-protegido-super-marcado-digitalmente-que-si-copio-la-canción-se-enteran-de-que-fui-yo-y-me-mandan-a-Guantánamo: ¡El nuevo disco de Juanes!

Me siento un nabo.

Después de mis mensajes nostradámicos ("UPS dice que no voy a tener el disco hasta mañana"), tengo que avisar a todo el mundo que ya tengo el CD en mis manos. Así, de golpe, sin tiempo para un e-mail de transición que dijera: "Esperen, existe la posibilidad de que Short-Marrón-Man aparezca a la puerta en cualquier momento". Nada más injusto que quedar como un histérico cuando lo único que hiciste fue reportar lo que sabías en base a la información que te proveían los que supuestamente sabían más que vos. Lo más injusto es perder la chance de echarle la culpa a alguien porque todo salió mal, ver cómo esa chance se te escurre entre los dedos, snif snif.

Escucho el CD. Sólo funciona en reproductores de CD tradicionales. La compu no "lo ve". Tampoco anda en autostereos ni playstations ni nada. A prueba de balas. Tiene mi nombre impreso, como para que no queden dudas de que me perseguirán si encuentran que se lo copié a alguien. Claro que no hay manera de copiarlo, que yo sepa.

Tomo notas: guitarra, reggae, vallenato, ska, Calamaro, Die Toten Hosen, minas antipersonales, rockero, separación, reconciliación. Los artistas y sus intermediarios son muy quisquillosos en exigir que escuches todo el disco antes de hablar con ellos -lo mínimo que podés hacer, por otra parte- y mis meticulosas notas me van a servir para demostrarle al desconfiado Juanes que sí, escuche las 14 enteritas, incluyendo las dos versiones del último tema, Bandera de Manos.

Claro que para eso falta mucho, todo un purgatorio del periodismo de espectáculos.

E-mail: "Ok, estoy escuchando el CD. ¿A qué hora la entrevista?"

-"Estamos gestionándola a través de nuestro hombre en Miami".

Silencio. Un par de horas pasan. Almuerzo: delicioso chivito con huevo del puesto uruguayo que se atribuye el choripán como "auténtica torta (mex. sanguche) uruguaya". No lo disfruto nada, demasiados nervios.

-"Ok, Juanes está grabando un aviso. Cuando haya un corte, se hace. Espera la llamada a las 4.30 Eastern Time".

Me levanté antes de las 8 (9 EST).

4:00 EST - Una simpática señorita de acento español llama y se presenta como asistente de Juanes. Simplemente, para chequear que el teléfono sea ése y que estoy en standby. "Ok, ok, estoy aquí, espero el llamado".

Las 4:30 EST. El teléfono no suena. Ya escuché el disco otra vez y me empieza a cansar. Serán los nervios. La tecla F5 se inclina ante mi dedo ansioso cada algunos segundos, a ver si llegan novedades por email... ya que por teléfono, no.

Nada.

Casi las 5 EST. Ring ring. La simpática señorita de acento español, que están un poco demorados pero que en cualquier momento se hace. Pasa que la toma, que el director, que no sé qué. (Grrr...)

Más F5. Más miradas fijas al teléfono, que no se conmueve.

Quisiera bañarme. Dormir una siestita. Poder digerir el chivito. Cualquier cosa es mucho pedir.

F5. F5.

Suena el teléfono. "Hola, Juanes, por fin". No, la Pumanovia, para ver cómo iba lo de Juanes. "Dile que se quede con mi teléfono, jiji..." (Grrrr...)

Efe-Cinco. Efe-Cinco.

No me puedo ir lejos. Prendo la tele, veo el video del single de Juanes en MTV. ¿Alguna declaración? No responde.

Ring ring. "Hola, ¿Juanes?" No, la tía de la PN.

E... fe... Cin... co... E... fe... Cin... co... E... fe... Cin... co...

6:30 EST - Se desata una breve arrebato de e-mails colectivos NYC-MTY-NYC:
Editora- "¿Ya?"
DG- "Nope".
Editora- "¿Me suicido?"
VP RR.PP.- "No, todavía no. Acabo de hablar, están terminando de grabar. El director quiere aprovechar los últimos rayos de sol en Miami".
DG- (Grrrrrrr...)

7 y algo EST. Ring ring. La señorita que una vez supo caerme simpática con su acento español. Que perdón, que muchas tomas, que el director. "Juanes va a tener tu número y te llama ni bien se suba al coche para irse, pueden hablar todo el camino a su casa". "¿Eso cuánto ej?" "Como 20 minutos".

Tengo que escribir mil palabras en inglés y unas 900 en español. Se supone que será nota de tapa en ambos idiomas. Con 20 minutos de charla, apenas me alcanza para el título. Los nervios ya ven la luz al otro lado de la úlcera que me está horadando la pared norte del estómago.

Ring ring. Otra tía. (¿O es la misma? Ya a esta altura no me queda muy claro). Y no queda muy bien tener secuestrado el teléfono de la casa familiar.

PN ya está gentilmente averiguando si puedo cambiar mi vuelo de regreso porque, como si todo esto fuera poco, tengo pasaje para regresar a NYC mañana a las 7.20 am. Tengo que estar en el aeropuerto a las 6. Y la nota bilingüe tiene que estar en los inboxes de los editores antes de que lleguen a trabajar, porque se cierra mañana mismo. No hay tiempo para taquitos ni rabonas. Quizás si volara más tarde, tendría tiempo para dormir o para terminar de escribir durante la mañana.

Así como está la cosa, dormir no está en los planes.

Juego con el PhotoBooth de la Mac. De ahí son estas fotos.

7.40+ EST. Nueva ronda de e-mails. "¿Yala?" "Nola."

El teléfono, poker face.

8 y algo EST. Ring ring. "¿Hola, Diego? Juanes". Por feeeeeenn... [Música de Feliz Domingo, Silvio Soldán salta con un brazo arriba, el otro apoyado en el hombro de Prato Murphy].

Comenzamos, las hijas de Juanes cantan a los gritos como sonido de fondo, el altoparlante del teléfono NO funciona (¿qué podía esperar?), así que nada de grabar. A teclear como en la época de la agencia de noticias. Claro que sería más fácil con la compu vieja, con la que mis yemas y sus teclas se conocen mejor.

Para una entrevista que costó tanto acordar, el entrevistado se portó de maravillas. Súper macanudo, me dio todo el tiempo del mundo. Hablamos más de una hora, de todo un poco. En ningún momento me quiso cortar, cosa a la que uno se acostumbra de tanto entrevistar artistas.

El Artista fue INFINITAMENTE MÁS EDUCADO que el Intermediario, el Prensero, el que supuestamente se gana el sueldo facilitando las cosas. ¿No se dan cuenta de que ellos no son lo importante?

Terminamos a las 8.10 MTY, 9.10 pm EST. Tal parece que no voy a dormir. Me voy a bañar. Salimos a cenar con PN. Ni siquiera tomar cerveza puedo... en la tierra de las cervecerías. Marche una limonada con gas.

De regreso, empiezo por la nota en español que es la primera que hay que entregar. (Al contrario de lo que suelo hacer, ya que últimamente encuentro más fácil empezar por la versión en inglés -- me parece más directo y por lo tanto más periodístico, como idioma). Creo que la terminé cerca de las 3 am. No tomo ni café ni mate, hace calor en la cocina mientras todos duermen. Se larga la tormenta, se escucha un ruido por la puerta abierta del patio, me asusto. No se ve nada raro. Sigo.

Empiezo con la versión en inglés, que es dos tercios traducción, un tercio nueva nota. Cuando la termino y mando las dos, dos veces por las dudas, y apago la compu, quedan más o menos diez minutos antes de que se nos haga tarde para salir al aeropuerto.

Voy a buscar mi mochila, arrojo toda la ropa adentro a como quepa, corro a buscar una gorra que andaba tirada y el tarro de caramelos con tequila que la PN se "olvida" de mencionar como para que los deje a mis espaldas. Tiro todo adentro como si la mochila fuera una bolsa de residuos.

Carretera mojada, PN acelera, manejando con una mano en la curva inferior del volante. Nervios machistas me dominan. Tenemos que cambiar de avenida/autopista y ... cerrada por la policía. Oh oh. PN da unas cuantas vueltas y después dice lo que nadie quiere oir en esta situación: "¡No, Poniente no!" Mi corazón, palpitante por el asfalto mojado, de repente se detiene.

Al ratito, encontramos de nuevo el camino. Llegamos al aeropuerto a tiempo. Check in, compro el diario que dormirá en mi regazo desde que me siente hasta que me despierte en Houston al aterrizar. Siempre que me duermo en los aviones tengo miedo al despegar y aterrizar, supongo que porque estoy dormido y es como un sueño.

Llego a Houston, hablo con editora en NYC. Todo bien, todos conformes, en todos los idiomas. Mañana sale en inglés, pasado en español.

Me siento a esperar mi vuelo para el que faltan más de dos horas. Me pongo a escribir este post que terminaré recién el jueves a la noche en casa.

Sorprais, sorprais... No podía ser de otra manera.

El vuelo está demorado.

Wednesday, October 10, 2007

Persiguiendo a Juanes: el artículo

Hoy publiqué en inglés y español una entrevista con Juanes. Salió en las tapas de Viva New York (la sección de temas latinos del Daily News) y del semanario Hora Hispana. (Foto del sitio del Daily News).

La versión en español no sale online, así que voy a tardar un poco en pasarla a mi sitio. Mientras, pueden ver la nota en inglés acá o acá abajo.

Estoy escribiendo un post sobre el backstage de la entrevista, que fue complicado. Próximamente, lo publico.

Temporary breakup fuels Juanes' new CD

BY DIEGO GRAGLIA
Wednesday, October 10th 2007, 4:00 AM

Only a few weeks ago, Juanes was in the news, thanks to a very public separation from his wife, combined with an affair with another woman. Monday night, though, his seemed to be a picture-perfect family life.

On his way home after spending most of the day shooting a commercial, the Colombian superstar gave an hour-long phone interview from Miami. From time to time, his calm, friendly voice was lost in a din of high-pitched screams: his 4- and 2-year-old daughters were singing in the car.

"We have a great friendship, a big love that's still alive," Juanes says of his marriage to model Karen Martínez. "We're back together again. It makes me feel happy and calm, although the process was hard."

Juanes, 35, traveled a bumpy road toward getting back with his wife. And that is reflected in his latest album, "La Vida... Es un Ratico" (Life... Is a Moment), where he sings as much about breakups and regret as he does about reconciliations and hope.

The singer's fourth record is rolling out simultaneously in 77 countries on Oct. 23, but it already looks like a hit.

The first single, "Me Enamora," entered Billboard's Latin chart at the top three weeks ago and also debuted as No. 1 in Spain, Argentina, Colombia, Chile and all of Central America. Pre-sale orders at iTunes propelled the album to the top of the Latin chart five weeks before release.

The 12-time Grammy Award winner, who recently ditched his long hair, is getting even his own Juanes-fono: Sony Ericsson Latin America is selling a cell phone with the full album embedded in it.

Juanes will be in New York performing at 8 a.m. on the "Today" show on Oct. 22, the day before the release. That night, he will give a Sprint-sponsored private concert at The Fillmore New York at Irving Plaza.

Juanes' label Universal is calling the worldwide launch "unprecedented" because he is the rare crossover hit artist who has done it without singing in English.

"I love English-language music," he says. "[But] singing in Spanish represents staying faithful to what I am, to the place I was born. It's not some sort of romanticism because I dream in Spanish, I think in Spanish, and I want to showcase my music in the language that springs from my soul."

Several of Juanes' new songs deal with love in the times of conflict. There are songs about breaking up like "Clase de Amor," where Juanes warns in a tango-crooner voice that "you have no choice but to pay"; reproachful songs like "Hoy Me Voy," and regretful ones like the ballad "Difícil."

"[They speak] about love, though not about the aspects I've dealt with in previous records, but the other: reality, facing your fears, what relationships mean after all," says Juanes, born Juan Esteban Aristizábal.

But he also sings about making up and looking ahead ("La Vida Es un Ratico," "Gotas de Agua Dulce"), about being friends with his loved one ("La Mejor Parte de Mí") and, of course, about being in love ("Me Enamora").

"The songs are very much about life; they show a part of my personal life that I had to go through," Juanes says. "I wanted to portray that pain not in a negative way, but dancing away pain."

Juanes is, after all, an optimist.

That is apparent in the album's title, which came from a piece of advice doled out by his 78-year-old mother: Life's short to waste your time worrying about problems you cannot solve. And it's evident in the infectious rhythms that have become a Juanes trademark, only this time they come with some mean guitars.

"There's more of a trend toward a basic rock sound," Juanes says of his work, "but joining that with elements from traditional Colombian music.

"I've always liked rock, I feel more identified with that stream," he adds. "This has been a time of experimentation, of seeking an identity. And this album is a lot closer to what I've always wanted to do and never had the chance to [do]."

Juanes and Oscar-winning producer Gustavo Santaolalla — who has worked with him on all his records — decided to forgo loops and record everything live. They wanted the final product to carry the energy on display in Juanes' shows.

That rockero attitude is very clear in the choice of guest artists.

One of them is rock en español mainstay Andrés Calamaro from Argentina, who joined Juanes in "Minas Piedras," a new protest of the land mines that plague Colombian soil. The other is Campino (Andreas Frege), of legendary German punk rockers Die Toten Hosen, who lent his voice to the anti-racist "Bandera de Manos."

Juanes says he summoned them for those particular songs because he needs help to make those issues more visible. He has become a more involved artist himself with the creation two years ago of his Mi Sangre foundation, which works to provide mine survivors with psychological rehabilitation and education. He recently launched a preschool program for kids under 5 in 42 towns of his home region of Antioquía.

That's part of his response to the Colombian civil war, which started before he was born and doesn't look to end anytime soon.

"I don't know a country at peace," Juanes says.

He has very strong opinions about the conflict. He says leftist guerrillas have become "a mafia" living off the drug trade, but he also opposes the current policy of all-out war against narco-trafficking. He supports decriminalizing marijuana and coca cultivation.

"Colombia pays for this with shame, with humiliation, with deaths, and the whole world enjoys the drugs," he says.

After his previous album, "Mi Sangre," took him on a 31-country, 19-month tour, Juanes is getting ready to go back to that transient life. This time, though, he intends to play fewer concerts at bigger venues.

"I love to play, I find it fascinating," he says. "It's what I most enjoy, until I reach a level of mental and physical exhaustion that forces me to stop."

During this tour, he says, he will try to come home every once in a while, or take his wife and daughters with him, to prevent long separations.

The couple's recent temporary breakup — and his public admission of infidelity — were on magazine covers. But Juanes says he feels no regret in showing his intimate side to the world. Besides, he says, "I couldn't be more naked than I am in my songs, because that's where reality is."

However public that separation was, two of the people closest to him, daughters Luna and Paloma, did not hear about it.

"They are very young; we didn't want to get them involved. It didn't make any sense," Juanes says. "Someday we'll tell them what happened, but for now, it's not necessary."

Thursday, October 4, 2007

Al pan, pan, y a la tortura... interrogación severa

Hace unos días, el public editor o ombudsman del New York Times Clark Hoyt respondía a las quejas de que el Times nunca se atrevió a llamar mentiroso al ex procurador general Alberto Gonzales, a pesar de que estaba clarísimo que había mentido en sus testimonios ante el Congreso.

El caso de Gonzales no es una excepción. Es más bien la regla, y no sólo para el Times, sino para la mayor parte de la prensa estadounidense.

Esta mañana, el Times sale con una primicia bomba: tres meses después de haber declarado a la tortura una aberración en Diciembre 2004, el Departamento de Justicia emitió un documento secreto que daba autorización explícita para someter a "sospechosos de terrorismo a una combinación de dolorosas tácticas sicológicas y físicas", que incluía golpes en la cabeza, ahogo simulado y temperaturas extremadamente frías.

¿Y cómo llama el Times a estas tácticas?

En el titular: "Severe Interrogations", interrogatorios severos.

En el cuerpo de la nota, nunca pasa de "tácticas fuertes" o eufemismos similares. Esto, a pesar de que describe las torturas utilizadas.

En su opinión sobre llamar mentiroso a Gonzales, Hoyt dijo que el Times hacía bien en dejar que otros dijeran la palabra mágica y que los lectores juzgaran por sí mismos. Para mí, es una gran equivocación y el ejemplo de hoy demuestra porqué: notas como la de hoy permiten que muchos estadounidenses sigan pensando que están metidos en una lucha del Bien contra el Mal en la que su bando no se puede equivocar.

La prensa estadounidense está faltando a su deber de señalar al emperador desnudo, digo yo.

La tortura no es sólo un interrogatorio severo, y las desapariciones de sospechosos -como el religioso musulmán secuestrado en la calle en Italia- no son una "extraordinary rendition", entrega extraordinaria. La evidencia señala que este gobierno tortura y desaparece gente. Y eso hay que decirlo.

Wednesday, October 3, 2007

iiiiiiiiiiiiiipuuuuuuuuu (onomatopeya del sonido de un sapucay)

Todo un orgullo: firmar una nota sobre el Chango Spasiuk en uno de los diarios más leídos en inglés en Estados Unidos.

Ojalá hubiera tenido más espacio para poner todo lo que quería poner, ya que hablar de Misiones, la tierra roja (esa parte me la cortaron), el chamamé, es hablar de mí mismo también.

Nada de eso, la escribí como si fuera un observador imparcial... :-S ... porque obviamente a mis lectores más les importa de qué va el festival este que si yo crecí en Misiones o en Chubut... o en Oaxaca o en Temuco.

(Mañana se publica la versión en español en Hora Hispana, más extendida y más sobre el Chango. La original en inglés está acá).

Tango plus Chango
By Diego Graglia - Wednesday, October 3rd 2007, 4:00 AM

Tango has grown remarkably in the city in recent times, both as a spectacle and as a discipline. This weekend, the N.Y. Tango Festival will offer aficionados a bacchanal of the Argentinean music they love — plus a healthy dose of a genre they likely know nothing about.

Ensconced among dozens of tango classes, social dances and shows where the square-shaped squeezebox known as bandoneón will reign supreme, there’ll be a furtive appearance by its big cousin, the accordion, the key instrument in a little-known Argentine music genre, chamamé.

Livelier and warmer than its distant relative from the big city, chamamé is the soundtrack of the Argentine Northeast.

“[Chamamé] is a rural music, not an urban one,” accordionist Horacio (Chango) Spasiuk says on the phone from Los Angeles, by way of an introduction.

At 39, he’s considered one of the genre’s biggest innovators, to the point that some call him “the Piazzolla of chamamé,” likening him to the great tango revolutionary Astor Piazzolla.

Spasiuk comes from Misiones, a province more than 600 miles north of Buenos Aires, “a place of big rivers, high temperatures, jungle.”

Chamamé springs from the mix of Guaraníes, Creoles and Europeans in that far corner of Argentina. Its six-beat rhythm also shows some African influence, Spasiuk says.

The Chango Spasiuk Quinteto will perform Sunday at Symphony Space, Broadway at 95th St., one of three shows at the festival presented by the World Music Institute. The series also features the Tango Connection music and dance ensemble tomorrow and Friday at 8 p.m., and Fontango with singer Roxana Fontán Saturday at 8 p.m.

But starting tomorrow and through Sunday, there’s a lot more for the tango-loving crowd at the festival.

There will be classes for beginner, intermediate and advanced dancers; conferences on singer Carlos Gardel and other maestros, and nightly milongas, or social dances, some with live music. (For more information, visit nytangofestival.com.)

Spasiuk — who will also perform Tuesday at 7 p.m. at the Americas Society (Park Ave. at 68th St.) — arrives in New York on his first U.S. tour, part of a longtime effort to bring his music to new audiences.

The Latin Grammys took notice when Spasiuk’s latest album, “Tarefero de Mis Pagos,” was nominated in the folk category in 2006. The BBC gave him the 2005 World Music Newcomer award.

As a rural music with popular roots, chamamé has rarely found a broad audience outside its home region.

“When you play live, it’s one more small step you take,” Spasiuk says. “It’s been years of an artisanal work, and not only outside Argentina, but also inside the country.”