Monday, July 16, 2007

Más que autobombo, me tiré al bombo


Mi reciente visita a familiares y amigos en Posadas coincidió con el Día del Periodista (que en Argentina se festeja el 7 de junio).

Antiguos profesores míos (de la carrera que era Periodismo en mi época y ahora es Comunicación Social) me invitaron a participar en el panel que se hizo en la facultad para conmemorar tan magna ocasión.

El evento sirvió para que por primera vez -si mal no recuerdo- me tocara estar del otro lado del grabador, anotador, o similar, convirtiéndome en víctima en vez de mi acostumbrado rol de victimario.

Además de que vivo de esto desde hace más de diez años, también leí The Journalist and The Murderer de Janet Malcolm. Así que sé bien cómo viene la cosa.

El entrevistado dice un montón de cosas que cree extremadamente relevantes e interesantes para el gran público. El periodista agarra dos frases, las pone entre comillas y las mete en el estofado que está cocinando con los ingredientes de varios otros entrevistados, gacetillas, etc. Al otro día, el entrevistado compra el diario y exclama: "¡Pero yo no dije eso!"

En esta ocasión, una colega, conocida mía de la facultad, me preguntó varias cosas y puso una sola de la sarta de ... que dije. Ojo, no digo que ella haya hecho nada mal, ni que haya puesto mis declaraciones fuera de contexto, ni que haya hecho nada que yo no hubiera hecho cuando laburaba en El Territorio, bla bla bla... (Además, seguro que ella tenía cosas mucho más importantes que hacer que ir a cubrir la nota del acto del día del Periodista en la facultad de Humanidades, jaj...)

Simplemente, por lo que eligió destacar de la cornucopia de rimbombantes declaraciones que le ofrecí y porque la charla no se había centrado en mi actividad laboral..., me parece que, en contra de mis intenciones, terminé quedando como un haragán.

Tengo que conseguir un asesor de RR.PP.

1 comment:

Anonymous said...

Los periodistas son terribles. Hay que aprender a convivir con ellos, colega.