En su momento, parecía una buena idea. Retrasar el viaje una semana para asegurar que no coincidiera con la entrevista con la superestrella, nota de tapa, adelanto del nuevo disco,
"exclusive interview".
No contaba con que al vicepresidente de la compañía de relaciones públicas mis mensajes le entraban por un inbox y le salían por el otro.
[Esa gente que está tan ocupada que no puede mostrar buenos modales ni en los e-mails ni por teléfono, digo yo, ¿por qué no se busca un trabajo que no la supere, que sí pueda manejar dentro de los límites de la decencia humana, la empatía y el respeto por el prójimo? ¿Realmente se creen una raza superior los ejecutivos de rr.pp.? ¿O no saben que existe algo llamado karma y que un día, un día..., me voy a dar el gusto de tener algún tipo de súperpoder y ejercerlo arbitraria e injustamente, y preferentemente con violencia tarantinesca, muejejeje...?]
DG: "Te aviso que necesitamos la nota para tal día, así que si por favor..."; "me voy de viaje, te agradecería que la pudiéramos hacer antes..."; "te recuerdo que me voy y no me respondiste mis mensajes..."; etc. etc. etc.
Nada.
El todopoderoso ejecutivo no fue capaz de (o no se calentó por) acordar la entrevista antes de que me fuera, a pesar de haberla pedido y re-pedido con mucho tiempo de antelación, ni de conseguir que el disco en adelanto súper-exclusivo, súper-protegido, súper-marcado-digitalmente-que-si-copio-la-canción-se-enteran-de-que-fui-
yo-y-me-mandan-a-Guantánamo, llegara a mis manos antes de que yo dejara EE.UU.
Ahora teníamos que lograr que dicho súper-disco llegara de la discográfica en Los Ángeles a mi sucursal Monterrey. "
Sure", lo enviamos por UPS Overnight Delivery, mañana sábado lo vas a tener en tus manos. "
Sure?" Ustedes no se dan cuenta de que UPS México será UPS... pero no deja de ser México. Ninguna posibilidad de recibir el paquete el fin de semana, no hay entregas desde el sábado a la temprana tarde.
[Disclaimer para novias ofendidas: si tuviera que decirlo de Argentina o cualquier otro país, lo diría sin dudar. Lo digo sin mala intención :-p].
Y la entrevista pactada para el lunes a las 11, hora de Miami (artista), 10 de Monterrey (periodista),
not looking good.
Lunes, levantarse antes de las 8 para tener la oportunidad maravillosa de hablar con media docena de empleados de UPS para tratar de que el paquete preciado llegara o llegase a mis manos cuanto antes. ¿Sonará muy ridículo decirles: "¡Es que es el nuevo disco de Juanes, me lo tienen que traer...! ¡Lo necesito urgente!"?
Primera llamada, 1-800 nacional: "Cómo no, se lo guardamos, no lo mandamos a entrega así usted lo puede buscar ni bien llega a la oficina. Pero tiene que volver a llamar a las 11 para que eso suceda. Puedo-servirle-en-algo-más-gracias-por-llamar-que-tenga-buen-día".
E-mail colectivo a editora en el diario, vicepresidente compañía rr.pp., ejecutivos varios discográfica: "Todo bajo control".
Segunda llamada, oficina local: "No, no hay posibilidad alguna de que usted reciba ese paquete el día de hoy. Pasa que está en Aduanas y no va a salir. Puedo-servirle-en-algo-más-gracias-por-llamar-que-tenga-buen-día".
E-mail colectivo: "Todo mal".
Tercera llamada, 1-800 (tono de deses-exas-peración en aumento): "No, pasa que su paquete tiene que pasar el día de hoy por tres semáforos fiscales. Y cuando lo enviaron no pidieron servicio sabatino. Si le da rojo en el semáforo, va a tener que esperar. Si le da verde, se entregaría mañana. Pero de que llegue hoy, nunca hubo posibilidades. Puedo-servirle-en-algo-más-gracias-por-llamar-que-tenga-buen-día".
Oh, oh.
I'm losing it. Es uno de esos momentos en que Leche Hervida Graglia tiene que borrar el e-mail y reescribirlo unas dos o tres veces antes de mandarlo, porque se le escapan palabras que quizás alguien se podría tomar a mal. En eso estoy cuando golpean las manos en el portón.
Es la improbable aparición del superhéroe más inesperado de todos: ¡¡Short-Marrón-Man!!
Es el UPS-México-guy que viene con gesto inocuo a preguntar si "Diego Graguilia" vive ahí. En sus manos porta un sobre de papel manila con ese circular objeto del deseo, no sabe que lo que él tiene es el-disco-en-adelanto-super-exclusivo-super-protegido-super-marcado-digitalmente-que-si-copio-la-canción-se-enteran-de-que-fui-yo-y-me-mandan-a-Guantánamo: ¡El nuevo disco de Juanes!
Me siento un nabo.
Después de mis mensajes nostradámicos ("UPS dice que no voy a tener el disco hasta mañana"), tengo que avisar a todo el mundo que ya tengo el CD en mis manos. Así, de golpe, sin tiempo para un e-mail de transición que dijera: "Esperen, existe la posibilidad de que Short-Marrón-Man aparezca a la puerta en cualquier momento". Nada más injusto que quedar como un histérico cuando lo único que hiciste fue reportar lo que sabías en base a la información que te proveían los que supuestamente sabían más que vos. Lo más injusto es perder la chance de echarle la culpa a alguien porque todo salió mal, ver cómo esa chance se te escurre entre los dedos, snif snif.
Escucho el CD. Sólo funciona en reproductores de CD tradicionales. La compu no "lo ve". Tampoco anda en autostereos ni playstations ni nada. A prueba de balas. Tiene mi nombre impreso, como para que no queden dudas de que me perseguirán si encuentran que se lo copié a alguien. Claro que no hay manera de copiarlo, que yo sepa.
Tomo notas: guitarra, reggae, vallenato, ska, Calamaro, Die Toten Hosen, minas antipersonales, rockero, separación, reconciliación. Los artistas y sus intermediarios son muy quisquillosos en exigir que escuches todo el disco antes de hablar con ellos -lo mínimo que podés hacer, por otra parte- y mis meticulosas notas me van a servir para demostrarle al desconfiado Juanes que sí, escuche las 14 enteritas, incluyendo las dos versiones del último tema, Bandera de Manos.
Claro que para eso falta mucho, todo un purgatorio del periodismo de espectáculos.
E-mail: "Ok, estoy escuchando el CD. ¿A qué hora la entrevista?"
-"Estamos gestionándola a través de nuestro hombre en Miami".
Silencio. Un par de horas pasan. Almuerzo: delicioso chivito con huevo del puesto uruguayo que se atribuye el choripán como "auténtica torta (mex. sanguche) uruguaya". No lo disfruto nada, demasiados nervios.
-"Ok, Juanes está grabando un aviso. Cuando haya un corte, se hace. Espera la llamada a las 4.30 Eastern Time".
Me levanté antes de las 8 (9 EST).
4:00 EST - Una simpática señorita de acento español llama y se presenta como asistente de Juanes. Simplemente, para chequear que el teléfono sea ése y que estoy en standby. "Ok, ok, estoy aquí, espero el llamado".
Las 4:30 EST. El teléfono no suena. Ya escuché el disco otra vez y me empieza a cansar. Serán los nervios. La tecla F5 se inclina ante mi dedo ansioso cada algunos segundos, a ver si llegan novedades por email... ya que por teléfono, no.
Nada.
Casi las 5 EST. Ring ring. La simpática señorita de acento español, que están un poco demorados pero que en cualquier momento se hace. Pasa que la toma, que el director, que no sé qué. (Grrr...)
Más F5. Más miradas fijas al teléfono, que no se conmueve.
Quisiera bañarme. Dormir una siestita. Poder digerir el chivito. Cualquier cosa es mucho pedir.
F5. F5.
Suena el teléfono. "Hola, Juanes, por fin". No, la Pumanovia, para ver cómo iba lo de Juanes. "Dile que se quede con mi teléfono, jiji..." (Grrrr...)
Efe-Cinco. Efe-Cinco.
No me puedo ir lejos. Prendo la tele, veo el video del single de Juanes en MTV. ¿Alguna declaración? No responde.
Ring ring. "Hola, ¿Juanes?" No, la tía de la PN.
E... fe... Cin... co... E... fe... Cin... co... E... fe... Cin... co...
6:30 EST - Se desata una breve arrebato de e-mails colectivos NYC-MTY-NYC:
Editora- "¿Ya?"
DG- "Nope".
Editora- "¿Me suicido?"
VP RR.PP.- "No, todavía no. Acabo de hablar, están terminando de grabar. El director quiere aprovechar los últimos rayos de sol en Miami".
DG- (Grrrrrrr...)
7 y algo EST. Ring ring. La señorita que una vez supo caerme simpática con su acento español. Que perdón, que muchas tomas, que el director. "Juanes va a tener tu número y te llama ni bien se suba al coche para irse, pueden hablar todo el camino a su casa". "¿Eso cuánto ej?" "Como 20 minutos".
Tengo que escribir mil palabras en inglés y unas 900 en español. Se supone que será nota de tapa en ambos idiomas. Con 20 minutos de charla, apenas me alcanza para el título. Los nervios ya ven la luz al otro lado de la úlcera que me está horadando la pared norte del estómago.
Ring ring. Otra tía. (¿O es la misma? Ya a esta altura no me queda muy claro). Y no queda muy bien tener secuestrado el teléfono de la casa familiar.
PN ya está gentilmente averiguando si puedo cambiar mi vuelo de regreso porque, como si todo esto fuera poco, tengo pasaje para regresar a NYC mañana a las 7.20 am. Tengo que estar en el aeropuerto a las 6. Y la nota bilingüe tiene que estar en los inboxes de los editores antes de que lleguen a trabajar, porque se cierra mañana mismo. No hay tiempo para taquitos ni rabonas. Quizás si volara más tarde, tendría tiempo para dormir o para terminar de escribir durante la mañana.
Así como está la cosa, dormir no está en los planes.
Juego con el PhotoBooth de la Mac. De ahí son estas fotos.
7.40+ EST. Nueva ronda de e-mails. "¿Yala?" "Nola."
El teléfono, poker face.
8 y algo EST. Ring ring. "¿Hola, Diego? Juanes". Por feeeeeenn... [Música de Feliz Domingo, Silvio Soldán salta con un brazo arriba, el otro apoyado en el hombro de Prato Murphy].
Comenzamos, las hijas de Juanes cantan a los gritos como sonido de fondo, el altoparlante del teléfono NO funciona (¿qué podía esperar?), así que nada de grabar. A teclear como en la época de la agencia de noticias. Claro que sería más fácil con la compu vieja, con la que mis yemas y sus teclas se conocen mejor.
Para una entrevista que costó tanto acordar, el entrevistado se portó de maravillas. Súper macanudo, me dio todo el tiempo del mundo. Hablamos más de una hora, de todo un poco. En ningún momento me quiso cortar, cosa a la que uno se acostumbra de tanto entrevistar artistas.
El Artista fue INFINITAMENTE MÁS EDUCADO que el Intermediario, el Prensero, el que supuestamente se gana el sueldo facilitando las cosas. ¿No se dan cuenta de que ellos no son lo importante?
Terminamos a las 8.10 MTY, 9.10 pm EST. Tal parece que no voy a dormir. Me voy a bañar. Salimos a cenar con PN. Ni siquiera tomar cerveza puedo... en la tierra de las cervecerías. Marche una limonada con gas.
De regreso, empiezo por la nota en español que es la primera que hay que entregar. (Al contrario de lo que suelo hacer, ya que últimamente encuentro más fácil empezar por la versión en inglés -- me parece más directo y por lo tanto más periodístico, como idioma). Creo que la terminé cerca de las 3 am. No tomo ni café ni mate, hace calor en la cocina mientras todos duermen. Se larga la tormenta, se escucha un ruido por la puerta abierta del patio, me asusto. No se ve nada raro. Sigo.
Empiezo con la versión en inglés, que es dos tercios traducción, un tercio nueva nota. Cuando la termino y mando las dos, dos veces por las dudas, y apago la compu, quedan más o menos diez minutos antes de que se nos haga tarde para salir al aeropuerto.
Voy a buscar mi mochila, arrojo toda la ropa adentro a como quepa, corro a buscar una gorra que andaba tirada y el tarro de caramelos con tequila que la PN se "olvida" de mencionar como para que los deje a mis espaldas. Tiro todo adentro como si la mochila fuera una bolsa de residuos.
Carretera mojada, PN acelera, manejando con una mano en la curva inferior del volante. Nervios machistas me dominan. Tenemos que cambiar de avenida/autopista y ... cerrada por la policía. Oh oh. PN da unas cuantas vueltas y después dice lo que nadie quiere oir en esta situación: "¡No, Poniente no!" Mi corazón, palpitante por el asfalto mojado, de repente se detiene.
Al ratito, encontramos de nuevo el camino. Llegamos al aeropuerto a tiempo. Check in, compro el diario que dormirá en mi regazo desde que me siente hasta que me despierte en Houston al aterrizar. Siempre que me duermo en los aviones tengo miedo al despegar y aterrizar, supongo que porque estoy dormido y es como un sueño.
Llego a Houston, hablo con editora en NYC. Todo bien, todos conformes, en todos los idiomas. Mañana sale en inglés, pasado en español.
Me siento a esperar mi vuelo para el que faltan más de dos horas. Me pongo a escribir este post que terminaré recién el jueves a la noche en casa.
Sorprais, sorprais... No podía ser de otra manera.
El vuelo está demorado.